Este blog forma parte del proyecto narrativo Cuéntalo Todo, bajo la dirección del maestro Sandro Cohen dentro de la materia Redacción Universitaria del Departamento de Humanidades, División de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Autónoma Metropolitana-Azcapotzalco.

domingo, 14 de octubre de 2012

El encuentro perfecto


 
  ¡Lo volví a ver! Todo empezó el viernes por la noche. Mi primo, Gerardo, me invitó a festejar su cumpleaños. Yo no tenía muchas ganas de salir y veía difícil que mi mamá me dejara ir. Gerardo llegó a las siete de la noche para convencer a mi mamá, pero ella aún no llegaba de trabajar. Mi primo empezó a desesperarse, pues ya eran las ocho y media y mi mamá no aparecía. Luego de que llegó mi mamá, mi primo corrió a pedirle permiso para que me dejara ir con él. Ella solo torció la boca, pero me dio permiso de salir. Lo raro es que no me puso condiciones. A lo mejor porque estaba cansada.
  Jerry, como le dicen sus amigos, y yo llegamos a las nueve y media al bar. Todos sus amigos estaban esperándolo adentro. Le dieron una gran sorpresa. Él como no los vio afuera, pensó que no iban a ir o que ya se habían ido. Yo creo que si lo planean, no les sale.
  El ambiente estaba muy bien. Todos bailando y cantando. Después de un rato, pusieron una canción que se llama “Shot” y uno de sus amigos, Mauricio, tuvo la grandiosa idea de que Gerardo se tomara veintiún shots por sus veintiún años.  Yo, como buena prima, le dije que no lo hiciera porque tenía que manejar y llevarme a mi casa, pero no me hizo caso y me dijo que él luego se preocupaba por eso. Empezó a tomarse los shots. Sólo llego a los quince. Pobre de él.
  Después de eso me fui a bailar con los pocos amigos y amigas de mi primo que quedaban de pie. En eso, me volví hacia las escaleras y ví bajar a Daniel, un amigo de la secundaria que me gustaba mucho. Dejé de bailar cuando lo vi. No podía moverme, me puse nerviosa y roja. Parecía jitomate. Vanesa, una amiga de Gerardo, se dio cuenta de cómo me puse. Me dijo que me tranquilizara y que le hablara. Una parte de mí quería, pues ya tenía un rato sin verlo y me gustaba, y otra no. Ella me seguía insistiendo y en eso Daniel se acercó a nosotras. Nos saludó y nos presentó a sus amigos. Después de unas cuantas canciones parecía que Vane y yo veníamos con ellos en vez de venir con Jerry.
  Nos la estábamos pasando increíble hasta que vimos el reloj. Ya eran las dos y media de la mañana y yo ni sabía como me iba a regresar a mi casa. Vanesa se ofreció a llevarnos a Jerry y a mí. Daniel nos ayudó a subir a Gerardo al carro. Cuando nos despedimos, me pidió mi número: ¡Obvio se lo di! Fue una de las mejores noches que he tenido.