Este blog forma parte del proyecto narrativo Cuéntalo Todo, bajo la dirección del maestro Sandro Cohen dentro de la materia Redacción Universitaria del Departamento de Humanidades, División de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Autónoma Metropolitana-Azcapotzalco.

miércoles, 14 de noviembre de 2012

Nuestra tercera vez


  Hoy, mis primos, una amiga y yo, fuimos al autódromo a ver las carreras.  Una noche antes, quedamos en que ellos pasarían por mí a mi casa a las nueve de la mañana. Llegó el día. Sonó la alarma de mi celular a las siete de la mañana. Me asustó y solo pensé en apagarla, así que aventé mi celular al piso y me volví a dormir. Después de un rato, mi hermana fue a mi recamara y me dijo: - ¡Karla, ya son las ocho y media! Me levanté como pude. Me bañé y me arreglé lo más rápido que pude. Mis primos llegaron puntuales. Antes de irnos al autódromo, pasamos por nuestra amiga. Mi primo, Gerardo, hizo que le dejara el asiento de adelante. Vanesa se subió al carro y nos fuimos. 

  Llegamos al autódromo. Todos mis primos estaban emocionados. Se bajaron rapidísimo del carro, sentían que se les iban los carros. Vane y yo nos fuimos platicando hasta que Gerardo se le pegó como chicle. Me sentí incomoda, pues se miraban de una forma diferente a la de otras veces. Así que decidí irme con mis otros primos. Íbamos subiendo a las gradas, cuando de repente Vanesa me jala y me dice - ¿Ya viste quién está allá abajo?   Miré hacia allá y vi a Daniel. No lo podía creer, pues ya era la tercera vez que me lo encontraba en un lugar. La verdad, hasta miedo sentí. Mi amiga me dijo que lo saludara, pero no le hice caso. Acabamos de subir las escaleras y buscamos en donde sentarnos. De repente, escuché que gritaban mi nombre. Volteé a todos lados, pero no supe quien era. Como cinco minutos después, sentí una mano en mi hombro, me paré y me di la vuelta.  

– ¿Qué haces aquí? – le pregunté algo desconcertada.
– Me imaginó que lo mismo que tu. – respondió.
Sonreí, pues no sabía que decirle.
 – Bueno,  iré con mi familia, luego nos vemos. –  dijo Daniel.

  Empezó la carrera. Mis primos parecían niños chiquitos con juguete nuevo. La primera carrera casi no nos gusto, pues terminó con bandera amarilla. En lo que empezaba la segunda carrera, bajé por un refresco. Y de nuevo él estaba ahí. Solo me reí. Platicamos, intercambiamos canciones y hasta nos contamos chistes. En eso, vimos que la mayoría de las personas iba bajando. Vimos el reloj. Ya eran las cuatro de la tarde. Se nos pasó el tiempo volando. Nos despedimos y cada quien se fue con su familia.

  Hace rato me llamó a mi casa. Quedamos en salir el próximo miércoles. Haber que pasa.

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